domingo, 10 de junio de 2012

[OneShot] Rainy Days

No puedo creerlo... terminé ;3;
Son pasadas de las 3 a.m y sigo aqui!! No cabe duda que mi amor por el InooChii me hace fuerte :'3
Si~ es un InooChii... sé que a nadie le gusta, que soy la única rara que los ama y asi... y que muy probablemente nadie lo leera xD pero que más da~ lo hice para mi :3
Jajaja que mal sonó eso xD pero pues si alguien lo lee y le gusta sería bonito *--* así se expande el amor InooChii por todo el planeta y seremos felices *U*
Bueno, me dejo de tonterias y lo pongo xD

Titulo: Rainy Days
Pareja: Inoo Kei - Chinen Yuri [InooChii]
Género: Shounen Ai
Extensión: OneShot
Autora: Ayaa~ :D
Nota:¡¡Perdón si tienen horrores de ortografía!! D: Son las 3:17 a.m y no lo revisé xD era tantas mis ganas de publicarlo cuanto antes que no me fije si había errores u_u igual luego le doy su revisada y corrigo lo que haya que corregir n.n
La imagen no tiene nada que ver LOL pero me gusto *o* asi que pues ya~ xD


Rainy Days



-¿De qué estás hablando?-
-Lo siento, pero ya no puedo seguir haciendo esto contigo, no puedo seguir engañando a la persona que más amo-
No podía creerlo, después de casi dos años de un “amor” casi completo, escondido, travieso, él, Yamada Ryosuke, la persona que había logrado robar su corazón, estaba terminando con todo aquello que el consideraba “felicidad”.
-Pero... ¿Por qué ahora?-
Preguntó con la voz temblorosa, no quería llorar, luchaba con todas sus fuerzas por tragarse aquel doloroso nudo ya formado en su garganta.
-No puedo más... trata de comprender lo mal que me siento al engañar así a la persona que quiero, además tú dijiste que solo era un juego para ti ¿cierto? Bien, pues terminemóslo ya-
Dicho esto, Ryoske se fue, dejándolo ahí, en aquel café lleno de gente, no pudo detenerlo, no supo detenerlo, en todo este tiempo al parecer había sido él quien había logrado enamorarse.
-No puedes irte...-
Murmuró en voz muy baja, casi imperceptible, pero ya era tarde, Ryosuke ya no estaba.
Respiró profundo y con la expresión más normal que logró aparentar pidió la cuenta, pago y con pasos torpees logró salir del lugar.
Se quedó de pie unos segundos, inmóvil, tratando de encontrar el aliento para continuar con su camino e ir directo a casa cuando de pronto comenzó a llover, las gotas caían con fuerza, mojándolo todo rápidamente.
“Esto no podría ser peor”
Pensó mientras sonreía débilmente y miraba al cielo. Sintió como su rostro se mojaba por completo, después de unos instantes regreso su vista al frente y observó como la gente comenzaba a abrir sus sombrillas, otros corrían para resguardarse, pero a él no le importaba nada ahora, si se mojaba que más daba así que sin más comenzó a caminar rumbo a la estación del autobús.

Pasos lentos y desganados, estaba completamente mojado, alguna gente lo golpeaba al caminar pero poco le importaba, ¿Cómo era posible que cayera en lo que más odiaba?
Desde un principio todo fue claro, “Solo será por diversión” dijo aquel día a Ryosuke, aún podía recordar la mirada incredula de aquel chico ante semejante propuesta.
-“No lo sé Chinen, tú sabes que Yuto y yo...”-
Le había dicho.
-”Lo sé, pero no pasará nada más, además él no tiene porque enterarse”-
Le había insistido. Hasta que practicamente obligó a Ryosuke a seguir el juego, lo acorraló, lo dejó sin salida, lo sedujo sin ponerse a pensar en las consecuencias, en las graves consecuencias.
Muy pronto todo dejo de ser un juego para él, las citas, los encuentros a escondidas, los pequeños detalles, todo comenzó a ser demasiado especial, sin embargo seguía tragandose esas dos simples palabras cada vez que estaban en la cama, ahora se preguntaba ¿Que hubiese pasado si las hubiese dicho?
Tal vez hubiese sido peor, tal vez en ese mismo instante Ryosuke lo hubiese rechazado y terminado con todo con la menor delicadeza posible, porque a pesar de todo el mayor seguía repitiendo aquel nombre entre sueños.
“Yuto”
Decía mientras sonreía, esto siempre causaba una herdia en su interior, la cual intentaba opacar abrazandose al cuerpo desnudo de Yamada con más fuerza, pero era inútil, siempre era igual.

-Tal vez fue bueno que todo terminara así-
Se dijo mientras sentía como una lágrima lograba escapar y recorría su mojado rostro.
Al fin había llegado a la estación, estaba vacía así que tomó asiento y decidió esperar.
Sabía muy bien que después de dejar escapar una lágrima las demás comenzarían a salir de forma natural, odiaba eso, odiaba llorar, núnca lo hacía ¿Por qué ahora?
Por más que intentó luchar para oprimirlas no funcionó, así que terminó por darse por vencido y solo agachó la cabeza para ocultar su deprimente rostro.
-¡¡Ah!! Maldito clima... no se supone que llovería hoy-
Escuchó a alguien decir, no le tomó importancia.
-¡¡Ah!! ¡¡Mis planos!!-
Después escuchó como acomodaba sus cosas y sintió una ligera curiosidad, así que miró de reojo. Era un chico, alto, de cabello ondulado, negro, al parecer venía de la escuela, no podía adivinar su edad pero seguramente era mayor que él.
Poco después llegó el autobús, observó como aquel chico abría de nuevo su paraguas, le pareció un poco absurdo, ¿Que tanto podría mojarse hasta llegar al autobus?
Entonces vió que llevaba lo que parecía ser unos rollos de palel y por la manera en la que los protegía debían ser muy importantes.
Con un suspiro limpió su rostro, se puso de pie y detrás de aquel chico subió al autobús. Este estaba casi vació, encontró la parte de atrás vacía así que tomó asiento junto a la ventana, tal vez ver la lluvia caer y la ciudad le ayudaría a tranquilizarse un poco, al menos hasta llegar a casa.
El autobús comenzó a moverse y se olvidó de todo, quería secar su rostro pero fue inútil intertal hacerlo con la manga de su chaqueta, esta estaba igual de mojada que el resto de su ropa, así que se resignó a quedarse así.

El camino fue tranquilo, tuvo el tiempo suficiente para lograr tranquilizarse y de que su corazón asimilara todo, sabía que no había marcha atrás y que su vida debía continuar, aunque no tuviese las ganas suficientes, así eran las cosas.
Cuando se dio cuenta ya era tiempo de bajar, la próxima parada estaba cerca, seguía lloviendo con la misma intensidad.
Se puso de pie y con cuidado se acercó a la puerta, cuando el autobús se detuvo bajó con cuidado y escuchó como una sombrilla se abría detrás de él.
-No debes mojarte de esta manera o enfermarás-
Escuchó que alguien hablaba detrás de él y curioso se giró, si mal no recordaba era aquel chico que había visto en la estación en donde abordó el autobús.
-¿Eh?-
Fue lo único que logró decir ante su sorpresa.
-Toma, ve a casa y toma un baño, te hará bien, y si tienes ganas de llorar puedes hacerlo, el llorar no te hara menos hombre-
Dicho esto, aquel joven tomó su manó para darle la sombrilla y guardando sus rollos de papel bajo su chamarra se fue corriendo sin decir más.
Chinen se quedó ahi unos segundos, perplejo, ¿Como era posible que un extraño le diese su sombrilla con semejante lluvia?
Sonrió débilmente y observó como aquel joven se alejaba cada vez más, después él también tomó su camino y se fue a casa.

Un fuerte estornudo se hizo sonar por casi todo el salón de clases, se avergonzó de que algunos voltearán a verlo.
-¿Estás bien?-
Le dijo su compañero de al lado que también resultó ser su mejor amigo.
-Si, eso creo-
Respondió mientras intentaba limpiar su nariz con un pañuelo desechable.
-¿Seguro? Parece que te has resfriado-
Insistió su amigo.
-Tonterías, estoy bien, creo que es porque no he dormido muy bien estos días-
-Kei, te esfuerzas de más, esta bien que te tomes el proyecto en serio pero nada ganarás si te enfermas-
-Descuida Kou-chan, estoy bien, ya casi termina el mes, además ayer me mojé un poco, seguramente por eso...-
Se detuvo, sabía que acababa de decir algo que no debía.
-¿Te mojaste ayer?-
Escuchó la voz aún más preocupada de su amigo.
-Ah... solo un poco, de la estación del autobús hasta mi departamento, no fue mucho en realidad-
Dicho esto volvió a estorunudar y de nueva cuenta, con otro pañuelo, limpió su nariz.
-¿No se supone que ayer traías sombrilla?-
-Si, pero la extravié-
Respondió con tranquilidad mientras dirigía su vista al frente y continuaba haciendo anotaciones en su cuaderno.
-No te entiendo-
Dijo Kota negando con la cabeza.

Moría de sueño, a duras penas lograba mantener sus ojos abiertos, las palabras de aquel joven rondaron su mente por un largo rato.
“-Toma, ve a casa y toma un baño, te hará bien, y si tienes ganas de llorar puedes hacerlo, el llorar no te hara menos hombre-”
Era extraño, ¿Como diablos se dio cuenta de que quería llorar?
Esa tarde, cuando llegó a casa, tomó un baño, uno largo, se sumergió en la tina con agua caliente, pensando, tratando de buscar la manera de continuar su vida normal, sin volver a sentirse herido.
Intentó llorar, pero no pudo, después de un rato dejó de intentarlo, tal vez eso estaba bien así tal vez podría superarlo más rápido de lo que pensaba.
Ahora estaba en plena clase de matemáticas, sabía que no podía pensar en otra cosa más que en poner toda su atención, pero era imposible, en verdad moría de sueño, necesitaba dormir.
Estaba cabezeando de nuevo cuando alguien le entregó una nota.
Incrédulo la abrió y leyo.
“¿Te encuentras bien?”
Miró a su alrededor y su mirada se curzó con la de Keito, había olvidado que le tocaba con él en esa clase.
Tomó su lápiz y respondió.
“Estoy bien. Solo tengo sueño.”
Poco después recibió como respuesta.
“¿Seguro que estás bien?”
Leer esto le hizo saber que Keito podía imaginarse lo que estaba pasando, así que para que este dejase de preguntar se giró y le sonrió lo más natural que pudo, esperando que con esto pensara que estaba diciendo la verdad.
La mitad del día terminó y la hora del almuerzo llego, guardó sus cosas y se dirigió a la cafetería, compró lo de siempre, un pan y leche, siempre era lo mismo, no solía comer demasiado.
Antes de salir logró mirar de reojo a Ryosuke, quien estaba sentado junto a Yuto, ambos se veían tranquilos, conversaban y sonreían e inclusó lograba ver el ligero sonrojo en el rostro del castaño, un sonrojo que él jamás logró provocar en él mayor.
Sin ganas de deprimirse más salió sin ser visto y se dirigió al lugar donde sabía no iba a ser molestado, la azotea.
Trabajó en despejar su mente y pensar en otras cosas, cuando terminó de comer se recostó y clavó su mirada en el despejado cielo.
-¿Lloverá hoy?-
Se preguntó con melancolía.

-Ah... ¿Lloverá hoy?-
Preguntó mientras miraba al cielo.
-No lo sé, no revisé el canal del clima hoy-
Respondió Kota con cierta burla.
-Yo pensé en hacerlo pero lo olvidé, espero que no llueva-
Dijo Kei mientras tomaba un poco de su jugo.
-Solo alguien como tu puede perder su sombrilla-
Kei solo sonrió torpemente ante el comentario de su amigo.
-Tengo clase, me voy, te vere más tarde-
Así, sin más se fue, dejando a Kota solo como casi siempre lo hacía.

Después de un largo día de clase, al fin llegó a casa, estaba cansado, tenía demasiado sueño pero no tenía ganas de dormir, por un momento estuvo demasiado concentrado en no encontrarse con Yamada, no estaba listo para verlo a la cara después de lo ocurrido, aún dolía.
Subió a su habitación para cambiarse de ropa, ya no soportaba llevar el uniforme de la escuela, después pensó en hacer tarea, talvez eso lo mantendría ocupado un rato.
Las horas pasaron, luchaba para no quedarse dormido y comenzó a sentir hambre, fue a la cocina en busca de algo pero no había nada, fue entonces cuando recordó que su madre le había pedido que fuera a comprar algunas cosas para la cena.
Con un pesado suspiro tomó el dinero que había sobre la mesa del comedor, lo guardó en su bolsillo y antes de salir escuchó como comenzaba a llover.
-Así que siempre si llueve...-
Se dijo mientras suspiraba, se acercó a la puerta, en un rincón estaban las sombrillas, solo había dos, tomo una y miró cuidadosamente la que se había quedado.
-Esto... ah... es de aquel chico-
Se dijo, recordando lo sucedido el día anterior.
-Tengo que devolverselo... ¿Pero en dónde lo puedo encontrar?-
Se preguntó, entonces pensó que si tal vez regresaba a la parada del autobús en donde lo había visto por primera vez tal vez podría encontrarlo.
Con decisión y con las dos sombrillas en la mano, salió de casa.

-¿Qué hare?-
Se preguntó mientras observaba por la ventana la lluvia caer, estaba en la biblioteca, tenía que terminar una investigación, había estado sumergido en sus libros por tanto tiempo que no supo exactamente desde cuando había empezado a llover.
-Supongo que no me queda más que esperar a que deje de llover...-
Se dijo mientras continuaba escribiendo, tenía tanto por terminar que tal vez no saldría hasta muy tarde.

Al fin había llegado a la estación del autobús en donde había visto a ese chico, miró para todas las direcciones posibles, esperando que llegara corriendo en alguna dirección.
-¿Y si hoy no toma el autobús?-
Se preguntó torpemente mientras tomaba asiento. Entonces comenzó a sentirse extraño, ¿Por qué molestarse tanto en devolver una sombrilla?
Y la respuesta fue simple, porque esa persona se había molestado en darle su sombrilla a pesar de no conocerlo.
Tal vez era una razón extraña pero se sentía comprometido a regresarla, así que sin más se decidió a esperar un poco.

Las horas pasaron y el progreso era evidente, pero ahora estaba cansado, miró su reloj, eran casi las ocho de la noche, bien, ya había sido suficiente y al parecer había dejado de llover.
Guardó sus cosas en su portafolio y tomó los libros que había estado consultando, los dejó en el carrito y salió de la biblioteca a paso lento.
Estaba cansado, ya había perdido la cuenta de cuanto tiempo llevaba sin descanzar apropiadamente, pero tenía sus esperanzas puestas en aquel proyecto, estaba seguro de que si todo salía bien sería la oportunidad de su vida para viajar a Roma y tener la oportunidad de aprender mucho más.
Atravesó la facultad, aún había gente, algunos tomando clase y otros solo perdiendo el tiempo, como envidiaba a la gente que se podía dar el lujo de perder el tiempo en tonterias, extrañaba eso, pero estaba conciente de que todo valía la pena.
Salió de la universidad y se dirigió a la estación para tomar el autobús, el clima estaba fresco, después de todo estuvo lloviendo, no sabía bien por cuanto tiempo pero debió ser el suficiente para que refrescara, ahora tenía un poco de frío.
Cuando llegó tomó asiento después de haber revisado el horario, el proximo autobús era el que debería tomar así que solo quedaba esperar unos cuantos minutos.
Se sentía cansado, le dolía el cuello y la espalda, se recargó un poco y estiró sus brazos, todo parecía normal hasta que sin querer, giró su cabeza, y vio a un chico sentado al otro extremo, llevaba dos sombrillas pero al parecer estaba dormido.
Curioso, lo observó fijamente, le parecía un poco familiar pero no podía recordar de donde. Entonces el autobús llegó, estuvo a punto de abordar pero no podía dejar a ese chico ahí asi que decidió despertarlo.
-¡Hey! Despierta, el autobús esta aquí-
Dijo mientras sacudía a aquel chico, esperó un poco y observó como este abría lentamente los ojos.
-¿Eh?-
-Despierta, el autobús esta aqui-
Le dijo Kei con voz amable.
-¡Ah! ¡Eres tú!-
Exclamó el chico con sorpresa.

No supo en que momento se quedó dormido, y tampoco supo por cuanto tiempo, pero cuando sintió que alguien lo despertaba fue como volver a la realidad de golpe.
Gran sorpresa se llevó al ver que la persona que lo despertaba era el dueño de la sombrilla.
-¡Ah! ¡Eres tú!-
-Si... eso creo, siempre he sido yo-
Respondió aquel joven con una torpe sonrisa.
-Ahora date prisa o se irá el autobús-
Volvió a decirle, lo tomó del brazo y ambos subieron. Chinen estaba por sacar las monedas de su bolsillo para pagar pero aquel chico fue más rápido y pago por él.
-Toma-
Le dijo mientras le daba el dinero, pero aquel chico lo ignoró y lo sentó junto a la ventana.
-Descuida, no hace falta-
Su voz era tan amable, clara y delgada, simplemente agradable.
-Gracias-
Logró decir con cierta timidez antes de clavar su mirada en la ventana.
-¿Qué hacias ahí dormido?-
-Ah... no lo sé, me quedé dormido sin darme cuenta, en realidad te estaba esperando-
Confesó Chinen con naturalidad.
-¿A mi?.
Preguntó con incredulidad.
-Si, toma. Esto es tuyo-
Le dijo Chinen mientras le entregaba su sombrilla.
-¡Ah! Ahora te recuerdo, con razón sentía que ya te había visto en alguna otra parte pero no lograba recordar-
-Sentía que debía regresartela, después de todo me la diste sin importar que no me conocieras-
-Descuida, solo sentí que debía hacerlo, espero y ya te encuentres mejor-
La forma en la que había dicho aquello le provocó algo extraño, tal vez era la forma tan tranquila de hablar que tenía.
-Gracias-
Se hizo un pequeño silencio, ambos sonrieron.
-¿Como te llamas?-
-Chinen Yuri, mucho gusto-
Se presentó con amabilidad.
-Mi nombre es Inoo Kei, mucho gusto-
Ahora que sabían sus nombres ya no eran extraños. Después de otro pequeño silencio, Kei estornudo y sacó de su bolsillo un pañuelo desechable.
-Lo siento-
Se disculpó torpemente.
-Descuida-
Le dijo Chinen con amabilidad. Entonces cayó en la cuenta de que Inoo se pudo haber enfermado a concecuencia de darle su sombrilla.
-¿De casualidad estás así porque te mojaste ayer?-
Preguntó timidamente.
-No estoy seguro-
Respondió Kei con tranquilidad, no quería darle demasiada importancia a aquello.
-¿En que grado vas? ¿Eres de secundaria?-
Preguntó Kei para crear un nuevo tema de conversación.
-No, voy en bachillerato, tercer grado-
-¡Vaya! Lo siento, creí que eras más chico-
Chinen sonrió a medias.
-Lo sé, mucha gente me lo dice-
-Pero esta bien aparentar ser más joven, al menos eso pienso-
Le dijo Kei con una amplia sonrisa.
-¿Y tu? ¿Estudias?-
Preguntó Chinen curioso.
-Si, estoy estudiando Arquitectura-
-Oh... eres universitario-
-¿Sorprendido?-
Preguntó Kei en forma graciosa.
-Un poco, me parece genial-
Después de eso ambos comenzaron una conversación relajda y poco reelevante, sobre sus estudios, pasatiempos, cosas que odiaban y otras que les gustaba hacer. Se había formado un ambiente bastante relajado entre los dos, tanto que fue inesperado saber que en la próxima parada debian bajar.
-¿Vives por aqui?-
Preguntó Chinen ya estando ambos en la estación.
-Vivo en esa dirección, en un departamento, no esta lejos de la universidad y puedo tener mi propio espacio-
Sonrió Inoo.
-Yo vivo por este camino-
Señaló Chinen la dirección contraria.
-Eso quiere decir que aqui nos separamos-
Dijo Inoo, esto solo era el inicio de una inevitable despedida.
-Eso parece, pero me alegro de haber podido devolverte tu sombrilla, de nuevo, muchas gracias-
Sonrió Chinen al mismo tiempo que hacia una corta reverencia.
-No es nada, desde que te vi en la estación me preocupé un poco, te veías muy triste y con ganas de llorar, pero ahora que te vuelvo a ver me da gusto saber que estas bien y es bueno verte sonreír-
Inoo sonrió. ¿Que había sido eso? Era la primera vez que sentía cierto revoltijo en el estomago ante un comentario así, a pesar de que no era la primera vez que le decían que su sonrisa era hermosa nunca antes se había sentido ligeramente avergonzado ante ello.
-Es que... ese no había sido un buen día... pero lo estoy superando-
Dijo con la mirada baja.
-Si algún día necesitas conversar con alguien puedes buscarme-
En ese momento Inoo sacó un pedazo de papel y una pluma de su portafolio, cuando termino de anotar algo se lo entregó a Chinen.
-Es mi dirección y mi número, ahora debo irme, fue un placer conocerte Chinen-kun, espero que nos veamos otro día-
Dicho eso, con una ambale sonrisa, Inoo se despidio y comenzó a alejarse lentamente. Chinen lo observó, su andar era tan relajado, tranquilo, despreocupado, no lo conocía pero casi podía asegurar que era una persona libre, que no se agobiaba por cosas que no merecían la pena.
Leyó aquel pedazo de papel y dijo en voz alta su nombre.
-Inoo-san...-
Sonrió, dio media vuelta y comenzó su camino de regreso a casa, olvidando por completo que no había comprado nada para la cena.

Tres días transcurrieron y no había día sin pensar en mandarle un mensaje a Inoo, pero algo lo detenía, se le hacia extraño, ya tenía su número guardado en su telefono pero sentía que era tonto enviarle algo que no fuese importante.
-Chinen, ¿Que haces?-
Le preguntó alguien de quien reconoció muy bien la voz. Tuvo temor a levantar la mirada, más sin embargo lo hizo.
-Ah, Yuto... solo... leía un mensaje...-
Dicho esto guardó rápidamente su telefono en el bolsillo de su pantalón.
-¿Quieres venir con nosotros el sabado a un concierto? Keito también vendra-
Sabía muy bien que ese nosotros eran Ryosuke y él, desvió un poco la mirada, no quería ir, tenía que pensar en alguna excusa.
-Lo siento... ese día no puedo-
-¿Eh? ¿Por qué? ¡Vámos! Será divertido-
¿Cómo explicarle que sería incómodo verlos juntos? No podía, no había manera puesto que Yuto no sabía absolutamente nada, y así debía permanecer.
-Lo siento, será mejor otro día-
Dicho esto se marchó, dentro de poco las clases comenzarían de nuevo y no quería terminar aceptando de forma obligatoria.

El resto de la mañana fue incómoda, mientras se dirigía al laboratorio de química se encontró con Ryosuke, quien caminaba tranquilamente junto a Yuto, intentó pasar desapersivido pero fue inútil, el alto había logrado verlo y no dudo en hablarle.
-Chinen ¿A dónde vas?-
Trató de ocultar su expresión incómoda y respondió.
-Voy al laboratorio, ¿U...ustedes no tienen clase?-
Preguntó mirando exclusivamente a Yuto, no quería ver a Ryosuke, aún no.
-Tenemos hora libre-
Respondió Yuto tranquilamente.
-Bueno, yo tengo que irme, adiós-
Y se fue corriendo, no quería seguir sonriendo frente a ellos, especialmente frente a Ryosuke.

Al salir de clase tuvo mucho cuidado de no encontrarse nuevamente con Yuto, sabía que si se lo encontraba terminaría por arrastrarlo a algún lugar para pasar un rato juntos y eso implicaba que Ryosuke también estuviese presente.
Sin pensarlo mucho tomó la dirección opuesta a la de siempre y tomó el primer autobús que encontró, no sabía hacia donde se dirigía pero eso no importaba por ahora.
“-¿Que estoy haciendo?-”
Se preguntó mientras estaba sentado, mirando por la ventana. Se sentía tonto, infántil, tratando desesperadamente de evitar ver a Ryosuke y a Yuto, era algo muy tonto.
“-No puede ser que yo sea el único que se siente así-”
Pensó mientras cerraba sus ojos e intentaba cambiar su expresión preocupada, respiró profundo y decidió bajar del autobús en la siguiente parada.

-¿Otra vez mirando tu telefono? ¿Esperas una llamada importante?-
Le preguntó Yabu mientras le entregaba su café.
-¿Eh? Ah... no, solo quería ver la hora-
Mintió mientras guardaba el aparato en el bolsillo de su pantalón y tomaba un poco de su café.
-Tengo el presentimiento de que estás mintiendo, pero esta bien, si no me quieres decir nada esta bien-
Kei solo sonrió y desvió su mirada hacia el ventanal de aquella cafetería, observando hacia la calle, todo parecía normal cuando hubo algo que llamó su atención.
Tal vez, solo tal vez, era producto de su agotamiento fisico, una alusinación, pero estaba casi seguro de haber visto a Chinen pasar por ahi.
-Ah... ¿Sera?-
Dijo en voz baja.
-¿Quien? ¿Dónde?-
Preguntó Yabu curioso.
-Acabo de recordar algo importante, gracias por el café te veo más tarde-
Y así, con su vaso de unicel en la mano el cual contenía un capuccino recién hecho, salió de aquella cafetería sin darle más explicaciones a su amigo, solo dejándolo ahí solo y confundido.

Después de bajar del autobús comenzó a caminar sin rumbo, se sentía tonto, triste tal vez, no quería admitirlo pero continuaba sintiendo un hueco en su pecho, odiaba eso.
-Chinen... eres la persona más lamentable del mundo-
Se dijo mientras se detenía en una esquina, el semáforo estaba en rojo así que no podía cruzar.
-Yo no lo creo-
Escuchó que alguién decía detrás de él, sus ojos se abrieron de par en par y lentamente se giró para asegurarse de que no había escuchado mal, conocía esa voz, la recordaba muy bien.
-Inoo-san...-
Dijo casi en un balbuceo mientras lo observaba fijamente.
-¿Que haces caminando de nuevo con esa expresión en tu rostro? Me pregunto ¿Qué es lo que te tiene tan triste? No pareces ser el tipo de persona que se la pasa llorando por cualquier cosa-
-¿Cómo lo sabes?-
Preguntó Chinen mirando de nuevo hacia el frente.
-Bueno, esa impresión tengo-
Respondió Inoo con tranquilidad, como siempre lo hacía.
No supo que más decir, en ese momento el semáforo se puso en verde y entonces podían cruzar, y así lo hicieron.
-¿Hacia dónde vas?-
Preguntó Chinen, tratando de que su voz sonara normal.
-Voy a la universidad, aún tengo clase, solo vine por un café-
Dijo Inoo mientras mostraba sonriente su café.
-Vaya, debe ser duro ser un estudiante universitario-
-Bueno, mientras te guste lo que haces no tiene por qué ser duro, además de que todo el esfuerzo bien vale la pena-
-Seguramente-
Sonrió Chinen, era extraño, entre más tiempo pasaba con Inoo mejor podía sentirse, como si la sola presencia del mayor fuese suficiente para olvidar sus problemas, absolutamente todo.
-¿No vas a casa?-
Preguntó Inoo curioso.
-Ah... bueno... por ahora creo que no-
-¿Tienes algo más que hacer?-
-No...-
Respondió Chinen un poco serio.
-En ese caso, ¿Quieres ir a comer conmigo?-
Propuso Inoo con entusiasmo.
-¿Eh? ¿Ahora? ¿No se supone que tienes clase?-
Preguntó Chinen sorprendido.
-Si tengo, ¿Crees poder esperarme mientras termino?-
¿Habia escuchado bien? Inoo le acababa de pedir que lo esperase mientras tomaba su clase, era sorprendente la confianza que el mayor tenía para hablar con él.
-Esta bien... no tengo nada importante que hacer-
-¡De acuerdo! Te veré en la estación del autobús, puedes mientras hacer otra cosa-
Su expresión era tan fresca, tan relajada, que era inevitable no sonreírle.
-Esta bien-
Dijo con una sonrisa, caminaron un poco más hasta llegar a la universidad, después de despedirse Inoo entró y él solo observó como se alejaba.
-Es agradable-
Se dijo mientras sonreía inconcientemente, aún no sabía que haría para esperarlo, pero de seguro algo se le ocurriría.

Después de caminar un poco llegó a la estación, ahora comprendía porque lo había conocido ahí, era la estación más cercana a la universidad.
Tomó asiento, sacó su reproductor de mp3, se colocó los audifonos y después de poner música sacó un libro de su mochila, siempre lo llevaba consigo pero muy pocas veces podía leerlo, al parecer ahora recuperaría el tiempo perdido con su lectura, lo cual era agradable, era la primera vez que no se sentía fastidiado con la idea de tener que esperar a alguien.

-¿A dónde fuiste?-
Preguntó Kota a mitad de clase.
-Ah, por ahí-
Respondió Kei sin darle mucha importancia.
-¿Qué clase de respuesta es esa? Me estas ocultando algo y eso es extraño en tí-
-¿Ah si? No te estoy ocultando nada-
Sabía que era inútil continuar insistiendo, Kei no iba a decirle nada más, siempre era lo mismo, asi que solo lo dejo en paz y continuó prestando atención a la clase.
Mientras tanto, Inoo miraba continuamente su reloj, por alguna razón deseaba que su clase terminara pronto, entonces comenzó a cuestionarse. ¿Por qué sentía esa necesidad de salir corriendo? ¿Por qué se sentía tan diferente cuando estaba con Chinen? Era un chico común y corriente, eso pensó al principio, pero al mantener la imagen del menor en su mente por un largo rato comenzó a notar que no era verdad, su cabello negro, sus largas pestañas, sus profundos ojos, su sonrisa, su baja estatura, todo aquello lo hacían diferente, adorable y a la vez no, ¿Por qué?
La primera vez que lo vio, sentado en la parada del autobús, con los ojos llenos de lágrimas, no comprendió nada e incluso intentó ignorarlo, pero fue dificil, más aún cuando sus ojos lo buscaban una vez estando abordo del autobús. ¿Por qué?
Al verlo en aquel estado, triste, empapado, sintió la necesidad de hacer algo por él, aunque fuese algo insignificante, y así lo hizo dándole su sombrilla, sin importarle que sus planos se mojaran, solo quería ayudarlo. ¿Por qué?
Saber que lo había estado esperando solo para regresarle la sombrilla, poder verlo de nuevo cuando creía que ese encuentro no volvería a repetirse, se sintió afortunado, feliz, incluso hasta llegar al punto de darle su dirección y número telefónico para que pudiesen estar en contacto. ¿Para qué?
Esperar ansioso a que le enviara un mensaje, aunque fuese solo para saludar, no importaba, el estaba dispuesto a responder de la misma manera, dejando incluso su telefono encendido por las noches cuando normalmente siempre lo apagaba. ¿Qué de lógica tenía todo aquello?
Absolutamente nada. Fue entonces cuando pudo comprenderlo, era algo absurdo pero no había otra explicación: Amor a primera vista.
¿Qué otra razón podía haber? Ninguna. Todo estaba tan claro ahora que no pudo evitar el sonreír ampliamente mientras su mirada se perdía mirando al pizarrón, sin poner atención a la clase.
-¿Qué te pasa? ¿Por qué sonríes así? Das miedo-
-¿Doy miedo? Claro, es natural, alguien que no había pensado en el amor a primera vista y que lo ha experimentado debe dar miedo al darse cuenta de su propia ignorancia. ¿No lo crees?-
Miró a su amigo quien no dejaba de verlo con sorpresa.
-No entiendo muy bien lo que te pasa, pero siempre eres un misterio así que no importa-
Ante las palabras de Kota, no hizo más que continuar sonriendo, miró de nuevo su reloj, ya faltaba menos para poder salir, debía ser paciente.

Leía tranquilamente, estaba relajado, tenía un poco de hambre pero era capaz de soportarla mientras Inoo salía de su clase.
Estaba ansioso, sentía que ya había pasado mucho tiempo pero en cuanto miraba su reloj a penas habían pasado unos minutos.
Por un instante se hartó de leer, su mente estaba tan ocupada en otras cosas que no se estaba concentrando debidamente en su lectura, así que mejor cerró el libro, sin embargo no dejó de escuchar música, al contrario, parecía que esta era de mejor ayuda para que el tiempo pasara más rápido.
Miró a su alrededor y recordó el día en que vio a Inoo por primera vez. ¿Que habrá pensado cuando lo vio ahi sentado, llorando y empapado? Y después, cuando bajaron del autobús, ¿Por qué le había dado su sombrilla? ¿Que lo había impulsado a hacerlo?
Era extraño, pero aquello no resultaba un sentimiento desagradable o de preocupación alguna, todo lo contrario, podía incluso decir que era afortunado que alguien como Inoo lo hubiese notado e incluso le hubiese dado aquellas palabras de aliento, a él, que en ese momento era un completo desconocido.
Extraño, algo muy extraño, más sin embargo reconfortante, tal vez esa fue la razón por la cual esa noche ya no pudo llorar.
Llorar... ahora recordaba el motivo de su tristeza aquel día... ¿Por qué las cosas habían tenido que ser así? ¿Por qué había sido tan inconciente? Tan infántil. Ese era el adjetivo correcto, buscar divertirse a escondidas de alguien, eso era tonto, descabellado. Era evidente que lo que lo había llevado a semejante locura eran sus sentimientos ocultos, a él desde hace mucho que ya le gustaba Ryosuke, pero no era capaz de admitirlo siquiera porque sabía que el chico ya tenía a alguien a su lado. Y sin embargo no se detuvo, lo acorraló, lo orilló a formar parte de semejante tontería, de semejante aventura.
Sabía que Yamada era débil, además en ese tiempo Yuto estaba ocupado con algunos asuntos familiares. Había sido un oportunista, un sucio oportunista, aprovechandose de todo para poder enredar a Ryosuke en todo aquello.
¿Que clase de persona era? La peor.
Pero que castigo había recibido por todo aquello, enamorarse de Yamada solo para ser abandonado sin más, que sus sentimientos fuesen pisoteados. ¿Pero que derecho tenía de sentirse la victima? Todo se lo merecía, el mismo se lo buscó, por intentar destruir una relación a base de mentiras.
Su gran error fue intentar vivir de una felicidad falsa, autocreada y sucia. Sabía bien que Ryosuke no tenía la culpa, solo fue débil y además él supo manejarlo bien, a su antojo.
Ahora sabía que todo se lo tenía merecido, ese era el precio que debía pagar por ser así, por jugar con los sentimientos de una persona que ya tenía a quien amar.
-Una persona como yo... no merece ser feliz...-
Se dijo en voz baja.

El cielo comenzó a nublarse, el sol desapareció por completo, el viento se volvió frío y sin más, la lluvia comenzó a caer.
Era algo curioso, parecía que el clima reflejaba su estado de ánimo.
-Me lo merezco-
Se dijo una vez más, bajó su cabeza, no quería llorar, luchaba para evitar hacerlo, pero el nudo en su garganta era cada vez más doloroso y las lágrimas amenazaban con salir furiosas cada vez más. Odiaba eso.

Las gotas de lluvia comenzaron a golpear contra las ventanas.
-¡Ah! ¡Otra vez!-
Exclamó Yabu con cierto fastidio.
Inoo observó fijamente, llovía con fuerza, por un momento se quedó pensativo, miró su reloj, aún faltaba media hora para que su clase terminara. Sin embargo ese no fue motivo suficiente para quedarse ahi por más tiempo, guardó lo más rápido que pudo sus cosas, tomó su sombrilla, que afortunadamente la había llevado consigo y sin más, salió del salón a toda prisa.
Kota lo miró extrañado pero no intentó detenerlo, era la primera vez que Kei actuaba de esa manera, seguramente debía ser algo realmente importante.
“-El me está esperando-”
Pensó mientras comenzaba a correr mientras salía de la universidad.

Su humor había cambiado tan drásticamente, primero estaba tan relajado y ahora, volvia a sentirse triste, pero no solo eso, se sentía de lo peor, eso no era normal, lo sabía. ¿Pero que hacer al respecto? No había forma de evitarlo, no podía olvidarlo tan fácilmente, o tal vez no era eso, tal vez no eran sus sentimientos por Ryosuke, tal vez solo era su conciencia la que no lo dejaba tranquilo, por haber hecho semejante cosa.
¿Tan malo había sido? Si, demasiado. ¿Que hubiese ocurrido si era descubierto por Yuto? Tal vez no se hubiese perdonado aquello jamás, porque sabía que Ryosuke correría a los brazos de Yuto buscando su perdón, porque lo amaba. Y entonces el resultado probablemente hubiese sido el peor.
-Sabía que esto pasaría-
Era la voz de Inoo.
-Algo me decía que si comenzaba a llover así probablemente estarías triste de nuevo-
Escuchó atentamente y después levantó la mirada, con aquellos ojos húmedos miró a Inoo, de pie junto a el con la sombrilla en la mano y su portafolio en la otra.
-¿Puedo conocer el motivo de tu tristeza?-
Preguntó Kei con seriedad. Para Chinen era la primera vez que lo veía así y se sorprendió demasiado.
-Ah...-
Fue el único sonido que logró salir de su boca.
Silencio, no hubo más, Kei esperaba que Chinen dijera algo y por otro lado el menor no tenía idea de que responder.
Después de un rato y de la incesante lluvia, un autobús llegó.
-De acuerdo, no tienes que decirme si no quieres. ¿Nos vamos ahora?-
La forma en la que Chinen lo miró enseguida le provocó un dolor en su pecho, deseaba saber el motivo de su tristeza pero tampoco podía obligarlo. Así que sin más le sonrió.
-Vamos-
Le dijo con voz suave.
Esto para Chinen fue inesperado, esa sonrisa tan reconfortante era como una luz para él, así que intentó sonreír un poco, se puso de pie y fue así como ambos subieron al autobús.

Bajaron justo en la estación de siempre, Chinen estaba confundido, después de aquello ya no estaba seguro si Inoo aún deseaba comer con él.
-Inoo-san...-
-Lo siento, creo que pospondremos esa comida para después, creo que necesitas tu espacio para tranquilizarte y no quiero que te sientas obligado a sonreír, toma-
Le dijo, dándole una vez más su sombrilla, continuaba lloviendo.
-Descuida, no es necesario, gracias-
Dijo Chinen con voz débil y sin más, se fue corriendo, no era lo que se esperaba pero no sabía que hacer, así que solo pudo correr con todas sus fuerzas, quedándo empapado una vez más.
Inoo se quedó ahi, observando como el menor se alejaba corriendo mientras la lluvia no dejaba de caer, sostuvo con fuerza su sombrilla, respiró profundo, dio media vuelta y se marchó a casa.

Al llegar subió directo a su habitación y sin importar lo mojado que estaba, se tiró sobre la cama, hundiendo su rostro en la almohada.
Se sentía decepsionado y tonto, esperaba que Inoo fuese capaz de calmar esa tristeza que sentía, de relajarlo con esa sonrisa, con su suave voz, platicando de cualquier cosa.
¿Por qué había tenido que deprimirse justo en ese momento?
Se odiaba demasiado por eso, lo había arruinado todo.
Más sin embargo, aún deseaba verlo, era un sentimiento diferente al que tenía hacia Yamada, era algo más... ¿especial?
¿Que era eso? Era cierto que con él se sentía tranquilo, sus problemas desaparecían, su sonrisa lo aliviaba y su sola presencia lo hacía sentirse bien, en paz. Su mirada, su rostro, tan fino, sus manos tan delgadas, aquellos dedos afilados, todo... le gustaba.
Sus ojos se llenaron de agua una vez más, se levantó despació y miró su escritorio, de inmediato visualizó aquel pedazo de papel que Inoo le había dado.
Con torpeza lo tomó y leyó aquella dirección, sabía llegar. Impulsivamente lo guardó en su bolsillo y salió corriendo, sin importar que continuase lloviendo, solo... quería verlo.

Corría tan rápido como sus piernas se lo permitieron, esperaba estar corriendo en la dirección correcta. Después de un largo rato de correr desesperadamente, al fin llegó, se detuvo frente a un gran edificio, entró en el e intentando pasar desapercibido, subió al elevador. En el papel estaba anotado el número 8, ese debía ser el piso.
Al bajar buscó el número 8-02, hasta que al fin lo encontró, al parecer estaba en lo correcto ya que a un lado de la puerta habia una placa que decía “Inoo”.
Con la mano temblorosa y empapada logró tocar el timbre y esperó ansioso. Pasaron unos cuantos segundos pero no había respuesta, justo estuvo a punto de tocar de nuevo cuando la puerta se abrió, era él quien abría.
-Ah... Chinen-kun... ¿Qué pasa?-
Preguntó Kei confundido, no se esperaba semejante visita y mucho menos en ese estado.
-Inoo-san... yo... quiero hablar contigo...-
Logró decir mientras recuperaba el aliento.
-Claro, pasa-
Así, Kei se hizo a un lado y lo dejó entrar.
-¡Lo siento mucho!-
Se apresuró a decir una vez estando dentro, pegandose ligeramente a la puerta.
-¿Por qué?-
Pregunto el mayor confundido.
-Te he preocupado... me preguntaste la razón de mi estado de ánimo y no te dije nada... por eso he venido. Quiero decírtelo-
Chinen miró fijamente a Inoo y continuo.
-Hace tiempo... comencé a tener una aventura con mi mejor amigo, a pesar de que el ya tenía a alguien no me importó y lo hice tener algo conmigo a escondidas... sin darme cuenta comencé a encariñarme con él pero después de un tiempo el me dejo diciendo que se sentía mal por lo que estaba haciendo y que no quería hacerle daño a la persona que tanto quería... fue entonces que me sentí mal... por un momento sentí que mis sentimientos habían sido rechazados... por eso me conociste en ese estado... y hoy me he dado cuenta que es mi conciencia la que no me deja tranquilo, que soy una persona horrible por haber hecho todo aquello y que no tengo derecho a ser feliz por ser como soy.... estuve a punto de hacerle daño a dos personas que realmente se aman... entonces me di cuenta de que... me gustas pero... no tengo derecho a sentir nada especial por nadie...-
Dijo al fin estallando en llanto.
En cierta forma, era una imagen conmovedora para Inoo, aquel pequeño chico llorando de esa manera, solo tenía ganas de abrazarlo, de decirle que todo estaba bien y que lo demás no importaba, y eso hizo.
Se acercó a el y sin más lo tomó entre sus brazos, sin importar que el menor estaba completamente empapado, acarició gentilmente su cabeza y le dijo.
-Esta bien, todo esta bien. No digas que no tienes derecho. Has aceptado tu error y estás arrepentido, eso es lo importante, sería de verdad horrible si no te importase todo aquello y sin embargo no es así. No digas que no mereces ser feliz, dejame demostrarte lo feliz que puedo hacerte-
Aquellas gentiles palabras, esa suave voz, era tan cálida, su corazón se detuvo por un instante, pudo sentir sus mejillas arder de lo avergonzado que estaba, y al mismo tiempo se sintió feliz, temoroso correspondió a aquel abrazao, lentamente hasta que al fin pudo aferrarse a la espalda de Kei con fuerza y cerró sus ojos. El aroma que se desprendía del cuerpo del mayor era demasiado agradable, su sola presencia era ya relajante para él, sentía que en verdad podía quedarse a su lado, así, para siempre.
-Dejame preguntarte algo-
Dijo Inoo mientras repentinamente separaba a Chinen un poco. El menor solo lo observó fijamente con los ojos bien abiertos.
-Creo que no escuché bien así que te preguntaré. ¿Te gusto?-
Esta pregunta le cayó como un balde de agua fría, tan repentino e inesperado que su rostro se tornó completamente rojo al instante.
-Necesito estar seguro, así podre decirte que tu también me gustas-
Sonrió gentilmente mientras lo tomaba por los hombros.
-Ah... si.... me... me gustas-
Dijo Chinen completamente nervioso, era la primera vez que se sentía así, pero le gustaba, era algo único y más aún ver la sonrisa de Inoo después de haber dicho estas palabras.
-Tu también me gustas, Chinen-
-Inoo-san...-
Ambos se miraron fijamente y se sonrieron. Era algo tan especial aquello, diferente a todo lo que hubiesen esperado, nunca hubiesen imaginado aquella situación ni en sus sueños más descabellados.
Sin separarse de Chinen, lentamente Inoo comenzó a acercarse a él hasta el punto en el que podía sentir la respiración suave del menor sobre su rostro.
Le dirigió una última mirada como buscando aprovación, recibiendo como respuesta que Chinen cerrara sus ojos lentamente. Sonrió y pudo sentir como sus mejillas enrojecían ligeramente. Sin más, se acercó un poco más, rozó ligeramente los labios de Chinen, estaban tan fríos, podía respirar el aroma del menor, tan suave y agradable.
Lentamente unieron más sus labios y después de aquel suave y timido contacto, Inoo cerró sus ojos al fin y tomó el rostro de Chinen entre sus manos con delicadeza, en seguida este tomó la cintura del mayor.
Se quedaron así unos segundos, sin moverse, hasta que poco a poco aquel beso se profundizo en el instante en el que ambos, al mismo tiempo, abrieron un poco sus bocas, solo para hacer de aquello un beso dulce y profundo, lento y gentil, como si desearan que no terminara nunca.
Al separarse, juntaron sus frentes y sonrieron, ambos estaban completamente sonrojados. Entonces, inesperadamente, Chinen estornudó y fue así como Kei recordó que el menor estaba completamente mojado.
-Te vas a resfriar si te quedas así, anda, ve a darte un baño mientras prepararé un poco de chocolate caliente-
La protección que le brindaba Kei lo hacía sentir especial, feliz, así que sonrió y obedecio, podía sentir al fin la tranquilidad en su corazón, aquella tristeza que lo había estado atormentando desapareció por completo, era como si nunca hubiese estado ahí.
Afuera dejó de llover poco a poco y los rayos del sol regresaban poco a poco, anunciando nuevamente la calma.

F I N

 ---------------

Se acabó *U*
¿Que tal?
Si... estuvo cortito xD pero asdasdasdasd es el mes de Inoo y asasdasd quiero hacer muchos shots de el xD bueno no hare muchos pero al menos unos tres xD
Estoy a la mitad de un InooDai asi que espero poder publicarlo pronto, mientras soporten este InooChii que fue para complacer mi propio gusto xD