lunes, 23 de mayo de 2011

Fated [Cap. 1]

Titulo: "Fated"
Capitulos: -En proceso-
Parejas: Takaki Yuya - Chinen Yuri (TakaChii) / Yamada Ryosuke - Yuto Nakajima (YamaJima) / Inoo Kei - Arioka Daiki (InooDai) / Yabu Kota - Ryutaro Morimoto (YabuTaro) / Hikaru Yaotome - Okamoto Keito (HikaTo)
Autora: Ayaa~
Nota: Lee la introducción -AQUI- para que entiendas un poquito :D



Capitulo 1

En una tranquila mañana, las actividades comenzaban en ambos lugares, sin embargo no podía ser un día tan tranquilo como aparentaba, después de todo, debían permanecer en alerta constante.

Uno de ellos, el líder del Sur, llamado así por encontrarse en esa posición geográfica, es tan solo un joven de veinte años, de apariencia tranquila, ocultando detrás de aquella dulce mirada el deseo de no dejarse vencer, de proteger a su gente y honrar el nombre de su familia.
-Arioka-san, es hora de la ceremonia, hoy tu padre cumple dos años de haber fallecido en semejante ataque, debes estar presente-
Le indico su madre desde la entrada, con la mirada baja y el semblante duro y serio.
-Iré enseguida, madre-
Sonrió débilmente, después, su madre cerró la puerta en un delicado movimiento y solo se escucharon sus pasos alejándose suavemente sobre el piso de madera.
-¿Esta vez si piensas asistir?-
Preguntó un joven que se encontraba afilando un pequeño cuchillo con mucha concentración.
-Siempre falto, los del Oeste siempre atacan este día, pero confío en que hoy no lo hagan-
Respondió con un suspiro mientras tomaba asiento frente a una pequeña mesa de madera.
-¿Qué te hace pensar que no lo harán?-
Preguntó aquel chico en tono curioso, sin dejar de afilar aquel cuchillo.
-Bueno, hoy también el padre de ese sujeto cumple dos años de muerto, supongo que por respeto no lo hará-
-No creo que ese sujeto le tenga respeto ni a su propio padre… ese infeliz-
-Inoo… detente-
Pidió Arioka con seriedad.
-Recuerda que no ganas nada con maldecirlo, la vida ya se encargará de hacerle pagar, a él y a su gente-
-¡Eso no sirve! Para eso estoy aquí, para eso estamos todos a tu servicio. No vamos a esperar a que la vida le cobre lo que ha hecho, para cuando eso suceda puede ser demasiado tarde…-
Dicho esto, Inoo hizo su cuchillo a un lado y dio un golpe sobre el suelo, le enfurecía el solo pensar en aquel a quien solo se limitaban a llamarle “sujeto”.
Lentamente, Arioka se puso de pie, colocó el seguro de la puerta y se acercó a Inoo, mirándolo tiernamente y le habló con suavidad.
-Kei… no quiero que pienses de esa manera-
Al escuchar como el chico lo llamaba por su nombre, levanto la mirada, encontrándose con aquella cálida sonrisa.
-No esta bien que me llames así…-
Dijo Inoo al mismo tiempo que bajaba una vez más la mirada, esta vez solo para ocultar su triste rostro.
-Sabes perfectamente que tengo el derecho de llamarte así-
Dicho esto, Arioka se arrodilló en el suelo, tomó el rostro de Inoo entre sus manos y le dijo.
-No quiero que salgas con esta furia a la batalla, cuando te pones así no te interesa si… si mueres…-
Al decir estas ultimas palabras, la mirada de Arioka entristeció.
-No me mires así… por favor… Daiki-
Inoo acarició el rostro de Arioka suavemente, haciendo que este cerrara los ojos.
-Solo quiero que prometas que vas a mantenerte con vida, que siempre… estarás conmigo…-
A continuación, Daiki abrió los ojos y miró a Kei con suplica.
-Sabes que no puedo prometerte eso… mi deber es dar mi vida para salvar la tuya…-
Kei pudo notar como los ojos de Daiki comenzaban a enrojecerse y a llenarse de lágrimas, ante lo cual optó por bajar la mirada.
-Sin embargo, no soportaría el verte así… por mí… así que, te aseguro que daré lo mejor para cuidarme y estar a tu lado-
La suave voz de Kei hizo sonreír a Daiki, quien de inmediato se aferró al cuello del mayor, abrazándolo tiernamente, hundiendo su rostro en el cuello de Inoo.
-Ahora debo irme, no sé si ellos vendrán, de todas formas debemos estar listos, te veré luego, ¿De acuerdo?-
Daiki se separó del cuerpo de Kei y asintió con la cabeza.
-Te veré esta noche-
Kei sonrió y se puso de pie, al mismo tiempo Daiki también lo hizo, ambos se sonrieron, y antes de marcharse, Inoo depositó un suave beso sobre la mejilla del menor.
-Hasta esta noche-
Así, dio media vuelta y salió de aquella habitación, Daiki suspiró profundo, guardó el cuchillo que Inoo había estado afilando entre sus ropas y salió rumbo a la ceremonia.

-¿Estas listo?-
-Por supuesto, yo vigilaré desde arriba junto con Takaki, Yabu y tu estarán alertas en tierra, ¿entendido?-
Dijo Inoo a un chico de su estatura, de piel ligeramente morena.
-De acuerdo, estaremos al pendiente Inoo-kun-
Antes de marcharse, Inoo detuvo al chico tomándolo del brazo.
-Yaotome, no olvides que la vida de Arioka es más valiosa que la nuestra-
-Eso ya lo sé, no tienes que repetirlo, iré con Yabu para informarle la posición que le corresponde, y tu relájate un poco ¿quieres? Si a esos sujetos se les ocurre aparecer, estarán muertos, eso te lo aseguro-
Kei suspiró profundo y trató de sonreír ante la forma en la que Yaotome había dicho estas palabras, siempre tratando de hacer de la situación menos tensa.
-Espero y así sea… cuídate y ante cualquier peligro, no olvides la señal-
-¡Por supuesto! Hasta luego-
Se despidió con una amplia sonrisa, al verlo, lejos de sentirse inseguro, Kei estaba completamente convencido de que muy a pesar de su apariencia relajada y bromista, se escondía una increíble fuerza, astucia y agilidad, par él, Yaotome Hikaru era digno de confianza, sus habilidades en el campo de batalla lo habían dejado más que claro.

-¡¡Kou-chan!!-
-¡¿Cuántas veces tengo que decirte que no me digas así Hikaru?!-
Reclamó Yabu mientras trataba de zafarse del agarre de Hikaru.
-No tiene nada de malo, somos compañeros de batalla, no seas tímido-
Dijo con una sonrisa burlona mientras le picaba las costillas con el codo.
-¿Qué sabes ahora? Dilo antes de que pierda la paciencia-
Preguntó Yabu mientras se cruzaba de brazos y miraba con frialdad a Yaotome.
-Nos toca vigilar en tierra, más te vale que estés preparado, la ceremonia esta por iniciar-
Yabu sonrió de medio lado y dijo.
-Bien, estoy listo, si se aparecen por aquí no podrán decirle a ese sujeto absolutamente nada porque estarán muertos-
-Así es, ahora vamos a vigilar-
Dijo Yaotome con entusiasmo, así, ambos sujetaron bien sus espadas, las cuales colgaban de su cintura, y se escabulleron en diferentes direcciones para patrullar el lugar.

-Takaki, ya es hora-
Dijo Inoo mientras le lanzaba a aquel chico alto su espada.
-De acuerdo-
Respondió sin emoción alguna, tomando su espada y caminando hacia su puesto, el cual era arriba de un gran árbol.
-¡No olvides tu prioridad Takaki!-
Le gritó Inoo desde abajo, ante lo cual el chico solo asintió y clavó su mirada en otra dirección, ahora debía permanecer alerta. Después de esto, Inoo corrió en otra dirección y también subió a un árbol, por dentro rogaba por que nada inesperado se presentase, y aunque fuera así, estaba dispuesto a darlo todo con tal de proteger lo que para él era más valioso, la vida de Daiki.

Mientras tanto, en las tierras del Oeste, ocurrían otras cosas.
-¡¿Cuántas veces tengo que repetir que quiero ver a Chinen?!-
Gritó un chico, de estatura mediana, bien parecido, pero que ahora se encontraba furioso.
-Lo siento mucho, pero nadie sabe en donde esta, lo hemos estado buscando Yamada-san-
Se disculpó un chico, el cual era casi dos años menor que Yamada, y por su posición, debía dirigirse a él con respeto.
-Tu no podrías encontrar ni a tu propia sombra, eres tan solo un niño Morimoto, escúchame bien, quiero ver a Chinen ahora mismo o tú pagaras las consecuencias, ¡¿Haz entendido?!-
Gritó furioso mientras empujaba con brusquedad al chico, ocasionando que este cayera al suelo, después salió rápidamente de aquella habitación, dejándolo solo.
-¿Estas bien?-
Preguntó alguien mientras se acercaba para ayudarlo, acto ante el cual Morimoto se negó bruscamente, poniéndose de píe con su propia fuerza.
-Tenemos que encontrar a Chinen, llama al equipo de refuerzo-
-Sabes que cuando se desaparece así es imposible encontrarlo…-
-¡No quiero escuchar tus excusas Nakajima! Haz escuchado lo que Yamada-san quiere, hay que obedecer, así que muévete-
Ante la dura expresión del chico, de tan solo dieciséis años, no hizo más que hacerse a un lado y bajar la mirada para dejarlo pasar.
-Otra vez amenazando a su propia gente…-
Dijo Nakajima en voz baja y partió en busca de su líder, Yamada Ryosuke, debía hablar con él, aunque estaba casi seguro de cual sería el resultado de semejante acto.

-¡Todos! ¡Escuchen con atención!-
Gritó Morimoto ante un grupo de soldados.
-¡Hay que encontrar a Chinen! ¡Es una orden de Yamada-san! ¡Ahora muévanse!-
Gritó el chico con furia y de inmediato los soldados se dispersaron en su búsqueda.
-¿Siguen sin encontrarlo?-
-Tú deberías estar buscándolo también Okamoto-
Dijo Morimoto mientras lo miraba con frialdad.
-No me interesa ocupar mi energía en los caprichos del jefe, tengo cosas más importantes que hacer-
Al escuchar tales palabras, Morimoto tomó con fuerza a Okamoto de sus ropas y lo acercó a su rostro mientras lo miraba con frialdad.
-No te atrevas a contradecir las ordenes de Yamada, así que ve a buscar a Chinen, es una orden-
-Tú no me vas a dar ordenes, niño-
Okamoto miró con la misma frialdad a Morimoto.
-Bien, como quieras-
Así, Morimoto soltó con brusquedad a Okamoto y se marchó.

-¿Puedo pasar?-
Preguntó Nakajima con voz suave.
-¿Qué quieres?-
Preguntó Yamada desde su lugar, al parecer examinaba con detenimiento un mapa y no deseaba distracción alguna.
-Quiciera hablar contigo…-
Yamada desvió su vista de aquel mapa para mirar a Nakajima con fastidio.
-¿Y tú quien te crees para hablarme de esa manera?-
-La persona a quien te entregaste por primera vez, aunque ahora todo sea distinto sabes muy bien lo que paso entre nosotros-
Respondió Nakajima con seriedad mientras entraba y cerraba la puerta, deslizándola suavemente.
-Eso no te da derecho a hablarme de esta manera-
Dijo Yamada mientras se acercaba a Nakajima y lo miraba fijamente, como si lo odiara.
-Tengo el derecho, y tú lo sabes-
Respondió mientras se acercaba provocativamente a su rostro, ante tal acto, Yamada se alejó rápidamente, le dio la espalda y preguntó mientras aparentaba volver a examinar aquel mapa.
-¿A que has venido? ¿Sabes algo de Chinen?-
-No-
Respondió secamente mientras se acercaba a aquella mesa y se colocaba al otro extremo solo para mirar a Yamada de frente.
-Vengo a decirte que si continuas con esa actitud prepotente hacia tu propia gente terminaras por perderlo todo, si tu padre viviera las cosas no serían así y tu lo sabes-
-¡¡Pero esta muerto y eso ya no importa!! ¿Qué? ¿A eso haz venido? ¿A compararme con mi padre? Te recuerdo que esto no sería así, todo es culpa del maldito Arioka y toda su familia, no voy a descansar hasta que él y toda su maldita gente estén muertos o bajo mi poder, así tenga que pasar por encima de quien sea, ¿entendiste?-
La mirada de Yamada estaba llena de odio y furia, sentía que su sangre le hervía cada que recordaba la muerte de su padre, de su madre y de la gente que le rodeaba.
-¿Aun tratándose de tu propia gente? Tienes que entender que si estamos aquí es para protegerte, para luchar por ti, no creo que con tus insultos y caprichos logres ser un líder digno de confianza, Ryosuke-
Ante tales palabras, Yamada dio un fuerte golpe sobre la mesa, pero esto no sorprendió en nada a Nakajima.
-No vuelvas a decir mi nombre… que te quede claro que lo que yo haga con mis sirvientes no te concierne, así que dedícate a luchar dignamente en el campo de batalla y déjame a mí en paz, ¿Haz entendido?-
Al hacer esta pregunta, Yamada clavó su fría mirada sobre Nakajima, una mirada que parecía estar llena de odio y resentimiento, sentimientos que no tenían sentido puesto que Nakajima nunca le había hecho daño alguno a Yamada.
-No sé que es lo que te ha pasado, tú no eras así, solo espero que cuando logres comprenderlo no sea demasiado tarde… con permiso-
Así, se reverencio y caminó rumbo a la salida, pero antes de salir, Yamada dijo.
-La culpa de todo esto es de ese maldito Arioka, que no se te olvide-
Sin más que decir, continuo mirando aquel mapa, entonces Nakajima dejó escapar un suspiro y salió de aquella habitación, dejando a Yamada completamente solo, con aquel enojo y odio invadiendo todo su ser al recordarlo todo.
-Definitivamente te haré pagar lo que has hecho… Arioka… voy a matarte con mis propias manos-
Dicho esto, dio otro golpe sobre la mesa y apretó con fuerza su puño.

Una vez más se sentía sucio, podía percibir el aroma a sangre emanando de toda su piel, odiaba eso, le causaban nauseas, se sentía… realmente mal, y esto incrementaba cada que se ponía aquella vestimenta color rojo que caracterizaba a su comunidad, no podía objetar nada, después de todo así era la tradición, vestir de rojo, que color tan más desagradable, pensaba, lo detestaba, le hacía recordar el monstruo que había sido en el pasado… era frustrante, así que estando frente a aquella cascada, de pie a la orilla, comenzó a despojarse de aquellas ropas carmesí, arrojándolas con desprecio al suelo. Al quedar completamente desnudo, entró al agua, estaba helada, pero eso no le importó, se dirigió hacia aquella cascada y se detuvo justo debajo de ella, recibiendo en todo su cuerpo el golpe con el que el agua caía. El sentido que le encontraba a semejante acto no era más que el de intentar purificar su cuerpo, su alma, su mente, olvidar todo aquello, hacerlo a un lado, olvidar todas esas muertes, todos esos gritos, toda esa sangre derramada a causa de su espada, necesitaba olvidar, pero era imposible porque al cerrar los ojos, los recuerdos de aquella tierra tan lejana volvían a su mente.
“-¡¡Chinen detente!!-
-¡¡Olvida la orden!! ¡No puedes matarnos a-
-¡¡No!!-”
Aquel recuerdo tan lleno de sangre no lo dejaba tranquilo, terminó con la gente de aquel pequeño pueblo, incluyendo soldados, mujeres y niños, por esos instantes se había transformado en un monstruo, en cuanto volvió a la normalidad, la terrible imagen con la que se topó fue horrible, tanta sangre, gente muerta, lo único que pudo hacer fue correr, escapar, huir lejos, alejarse de aquel lugar.
Por alguna razón, terminó en aquel pueblo, en dónde el jefe, el señor Yamada lo recibió amablemente, escuchando su historia y dándole esa oportunidad de pertenecer a un lugar, enseñándole a controlarse, a luchar sin llegar a aquellos extremos, siempre amable con él, hasta el día de su muerte…
“-Yo voy a vengar su muerte-”
Pensó mientras abría los ojos y se ponía de pie para salir de aquella cascada.
Estaba por llegar a la orilla cuando escuchó un extraño ruido entre los árboles, de inmediato entro en estado de alerta y sumergió casi todo su cuerpo en el agua, dejando en la superficie sus ojos y nariz.
De pronto, un chico bajó de un árbol con agilidad, era un chico alto y rubio, de mirada seria, al parecer buscaba algo, se quedó sorprendido al ver el color de sus ropas, azul claro, era uno de los enemigos, debía hacer algo, estaba en problemas, su arma y su ropa estaban fuera de su alcance, lo único que le quedaba por hacer era permanecer oculto bajo el agua.
Aquel chico se acercó lentamente a la orilla del lago y sumergió sus manos en el agua para así tomar un poco, después mojó su rostro. Mientras tanto, Chinen observaba detenidamente, esperando no ser descubierto.
De pronto, cuando pensó que aquel chico al fin se marcharía, paso exactamente lo contrario, se sentó sobre el suave pasto y cerró los ojos.
“-No puede ser… tengo que hacer algo…-”
Pensó, en verdad necesitaba moverse, si era descubierto estaría en problemas, si tan solo pudiera llegar a la orilla en donde sus ropas y su espada se encontraban… estas estaban a pocos metros de distancia de aquel joven.
De pronto, escuchó a este chico hablar.
-Rayos…-
Chinen lo observo detenidamente, ¿Acaso lo había descubierto? En ese instante puso todos sus sentidos en alerta para después escuchar.
-Tengo… hambre…-
Dicho esto, se recostó sobre el pasto.
-Debí comer algo antes de venir… ahora no puedo moverme…-
“-Esta es mi oportunidad-”
Pensó Chinen, nadó sigilosamente hacia la orilla y tomó su espada, al tenerla en sus manos, salió del agua.
Ante el ruido ocasionado cuando Chinen salió, aquel joven se reincorporó rápidamente, quedando sentado de nuevo sobre el pasto.
-¿Quién anda ahí?-
Preguntó mientras miraba fijamente a Chinen, al ver que este se encontraba desnudo, se sorprendió un poco e intentó desviar la mirada.
-No te atrevas a moverte…-
Dijo Chinen con voz amenazadora mientras tomaba sus ropas lentamente, aquel joven estaba tratando de mirar en otra dirección.
-No tengo intensiones de moverme-
Le respondió seriamente.
-Muy bien, valoras tu vida-
Como pudo, Chinen logró ponerse sus ropas lo más rápido posible y sacó su filosa espada de la funda y se puso en guardia.
-No tengo nada en contra tuya, más sin embargo trabajas para el enemigo así que no tengo más opción más que matarte aquí-
El joven de cabello rubio miró a Chinen sorprendido, al ver el color rojo de sus ropas supo de inmediato de donde venía.
-¿Haz venido a arruinar le ceremonia del día de hoy?-
Preguntó con enojo sin moverse de su lugar.
-¿De que hablas?-
-No tengo por qué darte detalles si no estas informado, será mejor que te largues de aquí y no arruines este día, si tienes un poco de respeto por los muertos harás lo que te digo-
Chinen se quedó pensativo, claro, ¿Cómo pudo olvidarlo? Era el segundo aniversario de aquella tragedia, del inicio de todo.
De pronto, lentamente Takaki se puso de pie y empuñó su espada.
-No me obligues a echarte de aquí a la fuerza y mejor vete-
-¿Crees que puedes obligarme?-
Sonrió Chinen con malicia mientras se ponía en guardia. De pronto se escucho un ruido, al parecer alguien se acercaba, ambos se pusieron atentos pero no dejaron de mirarse fijamente.
-¡Takaki! ¿Qué sucede?-
Era Inoo quien acababa de llegar, al ver a Chinen empuñó de prisa su espada.
-Encontraste a uno, buen trabajo, deja que yo me encargue-
Chinen estaba en problemas, no le tenía miedo a sus oponentes pero el hecho de pelear con más de una persona ponía su estado emocional en peligro, no quería convertirse de nuevo en aquel monstruo asesino sin control, debía retirarse.
Takaki, quien a pesar de la llegada de Inoo continuaba mirando fijamente a Chinen, pudo notar esa preocupación en su mirada.
-Descuida, él ya se va, yo me encargaré de que no regrese por aquí al menos hasta que todo haya terminado-
Inoo miró furioso a Takaki.
-¿Pero que demonios estas diciendo? ¡El es del enemigo!-
-Lo sé, pero este sería un combate en situaciones desiguales, eso no es justo, así que lo mejor que él puede hacer es retirarse, ¿cierto?-
Chinen miró fijamente a Takaki, lentamente guardó su espada de nuevo en la funda y sin más se alejó lo más veloz que pudo, moviéndose con agilidad entre los arbustos.
Inoo estuvo a punto de seguirlo pero Takaki lo detuvo.
-Déjalo, no vale la pena seguirlo, mejor volvamos a vigilar la zona-
-¿Pero que estas diciendo? ¡Lo dejaste escapar! ¡Eres un traidor!-
-No soy un traidor, simplemente no me gusta pelear con semejante ventaja y bien lo sabes, ahora vuelve a tu puesto yo vigilaré que no vuelva-
Dicho esto, Takaki se alejó en dirección a donde Chinen se había marchado, dejando a Kei solo y molesto.

-¿Lo han encontrado?-
Preguntó Ryutaro a un grupo de soldados que volvían de inspeccionar los alrededores.
-No esta por ningún lado…-
Ryutaro dejó escapar un suspiro y les indico a los soldados que se marcharan.
-Ya no lo busques, acaba de llegar-
Le dijo Keito con tranquilidad mientras mordía una manzana.
-¿Cómo lo sabes?-
-Acabo de verlo venir, ya debe estar entrando-
Dicho esto, Keito le señaló la entrada a Morimoto, por la cual justo entraba Chinen, al parecer estaba agotado.
-Tienes razón-
-Por eso digo que es inútil desperdiciar fuerzas buscando a alguien que vuelve por sí solo-
Al parecer Morimoto ignoró su comentario y se acercó rápidamente a Chinen.
-Yamada-san quiere verte, ahora-
Le indico estando justo frente a él.
-Iré en un rato, necesito hacer algo-
Sin embargo, justo cuando se disponía a continuar con su camino, Morimoto lo tomó bruscamente del brazo y le dijo.
-¡Ahora!-
Así, comenzó a llevarlo hacia donde Yamada se encontraba.
Estando ahí, se arrodilló frente a la puerta y dijo con voz firme.
-Chinen esta aquí señor-
Ambos escucharon la voz de Yamada del otro lado.
-Adelante-
Morimoto abrió la puerta, deslizándola suavemente y acto seguido, Chinen entró en aquella habitación, después el menor cerró la puerta y se retiró sin decir nada.
Chinen observaba como Yamada analizaba aquel mapa.
-¿En dónde estabas?-
Preguntó mientras despegaba lentamente la vista de aquel mapa para mirar a Chinen fríamente.
-Salí por los alrededores, eso es todo-
Mintió mientras miraba fijamente a Yamada.
-Mientes, todos te buscaron por todas partes y no estabas, te preguntaré de nuevo y espero me respondas con la verdad. ¿En dónde estabas?-
Chinen mantuvo su mirada firme y volvió a responder.
-Estaba cerca de aquí, vigilando, por eso nadie me encontraba-
-¿Y que vigilabas?-
Preguntó Yamada mientras se cruzaba de brazos.
-Que el enemigo no anduviera cerca, es todo-
-Vaya, vaya, con que esas tenemos Chinen-kun…-
Yamada sonreía al decir esto mientras se acercaba a Chinen, al tenerlo de frente, tomo su rostro con una mano y muy cerca de su rostro le dijo.
-Me gusta que seas tan responsable con tu deber, pero sabes que odio cuando tratan de verme la cara de idiota ¿Crees tu que soy estupido eh?-
Chinen miró fijamente a Yamada, no le tenía miedo, sin embargo le guardaba respeto, más que nada en memoria de su difunto padre.
-No entiendo por qué lo dices, pero te estoy diciendo la verdad-
Yamada paso su mano por la nuca de Chinen y acarició su cabello jalándolo un poco.
-Tu cabello esta mojado, no hay un lago o un río cerca de aquí, el único cercano es el que esta no muy lejos del territorio del Sur… ¿Acaso estuviste ahí?-
Cada vez más Yamada jalaba con más fuerza del cabello de Chinen, al mismo tiempo que acercaba su rostro al del menor.
-Pasé por ahí, eso es todo-
Yamada, al tener el rostro de Chinen tan cerca, sonrió lascivamente y sin más, mordió el labio inferior del menor.
-Solo espero… y no resultes un maldito traidor, o yo mismo te mataré-
Chinen miró fijamente a Yamada y le dijo.
-Yo jamás traicionaré la memoria de tu padre-
-Me gusta escuchar eso-
Dicho esto, Yamada besó a Chinen, obviamente este contacto no obtuvo respuesta por parte del menor, solo se quedó inmóvil, sintiendo como los labios de Yamada se posaban sobre los suyos esperando por una respuesta.

Al terminar la ceremonia, Daiki regresó a su habitación, se sentía cansado, el recordar aquel día lo deprimía demasiado, sentimiento seguido de un deseo de venganza.
-Mi padre no se merecía morir, no en manos de ese maldito…-
Dicho esto, comenzó a desvestirse, necesitaba un baño. Justo termino de quitarse la ropa, se puso una yukata sencilla, entonces alguien llamó desde afuera.
-¿Estás ahí?-
Esa voz, era Inoo, sin duda, así que sonrió y dijo amablemente.
-Pasa-
Dicho esto, observó como la puerta se deslizaba delicadamente, entrando Kei lentamente, cerrando la puerta al entrar.
-Ah… ¿Vas a bañarte?-
Preguntó un poco avergonzado.
-Si, necesito relajarme un poco, ¿Pasa algo? Luces molesto-
Kei dejó escapar un suspiro y dijo.
-Es Takaki, ha hecho algo realmente estupido y no sé como castigarlo-
-¿Castigarlo?-
Daiki se sorprendió, Kei no solía decir esa clase de cosas, esta vez debía ser algo realmente serio para llegar a ese extremo.
-¿Qué sucede?-
-Mientras inspeccionábamos el lugar, Takaki encontró a uno de los soldados de ese sujeto, pero lo dejó ir-
Esto dejó a Daiki sin palabras, por lo que Kei continuo hablando.
-Su sentido de justicia no le permite tener una batalla en dónde él tiene la ventaja, éramos dos contra uno, por eso se comportó así y lo dejó ir-
-¿Y ese soldado que hizo? ¿Intentó atacarlos?-
Kei negó con la cabeza.
-Entonces no veo necesitad de castigar a Takaki, ha actuado bien si ese soldado no lo había atacado, si se retiró fue porque seguramente sintió la desventaja y decidió escapar-
-Si, pero ahora tendríamos un enemigo menos con el cual pelear-
Reprochó Inoo.
-Bueno, ya llegará el momento de arreglar ese asunto, eso no importa mientras no causen problemas-
Dicho esto, Daiki abrazó a Kei con ternura, rodeando su cintura con ambos brazos y hundiendo su rostro en el pecho del mayor.
-Me preocupa, no andaba lejos, estaba en la gran cascada, algo deben tramar-
-Esa cascada tiene un poder especial de sanación a la mente, seguramente aquel soldado estaba perturbado por algo, tengo entendido que… Yamada-kun… no es muy bueno con ellos…-
A Daiki le dolía decir aquel nombre, Kei lo comprendió y lo abrazó delicadamente.
-Pronto todo terminara… ya lo verás… yo me encargaré de protegerte y vengar la muerte de tu padre… lo juro-
Al escuchar estas palabras, Daiki abrazó con más fuerza a Kei.
-No quiero más muertes, quiero que todo esto se termine, si es posible, que se detenga… no quiero perderte-
-No tienes por qué perderme, no moriré-
Sonrió Kei mientras acariciaba la cabeza de Daiki con suavidad.
-Kei… no quiero una vida sin ti… no soportaría si tu-
Daiki no pudo continuar hablando, a pesar de que deseaba hacerlo, Kei tomó su rostro con gentileza y lo besó lentamente, deteniendo así sus palabras, al separarse, le dijo.
-No voy a morir, te lo prometo-
Daiki logró sonreír y tomó un poco de iniciativa, besando a Kei sorpresivamente y rodeando su cuello con ambos brazos, deseando así hacer de aquel contacto aún más profundo.

-¿Por qué lo dejaste escapar?-
Le preguntó Hikaru ligeramente exaltado mientras devoraba una manzana.
-No tenía sentido pelear los dos contra él, además sabía la diferencia de fuerzas y por eso se retiró, es algo respetable-
-¡¡Esos sujetos no tienen nada de respetables Yuya!!-
Le dijo Yabu con dureza.
-Ese chico es diferente, lo sé-
-¿Cómo puedes saberlo? Trabaja para Yamada ¿lo olvidas?-
Hikaru estaba molesto y continuo hablando.
-Si yo hubiera estado ahí ahora estaría muerto-
-Pero no estabas, así que relájate-
-Más te vale que no vuelvas a dejar ir a un enemigo Yuya, te lo digo en serio, no puedes traicionarnos de esa manera-
Takaki miró a Yabu con la misma seriedad que el mayor lo miraba.
-Ya entendí, si me lo encuentro de nuevo, no lo dejaré ir con vida, ¿esta bien así?-
Yabu y Hikaru no respondieron, solo miraron fríamente a Takaki.
-No soporto su actitud, me voy-
Dicho esto, se puso de pie y se marchó.
-¿No crees que fuimos demasiado duros?-
Preguntó Hikaru.
-No, es así como debe ser, de otra forma no va a entender cual es su verdadero deber-
-¿Es verdad que ese Yamada tiene soldados especiales que no hemos visto antes?-
Pregunto Hikaru mientras tomaba otra manzana.
-Bueno, nosotros también somos soldados especiales para Arioka-kun, con los que hemos peleado no han podido ir a informar nada porque ahora están muertos-
Hikaru sonrió al escuchar las palabras de Yabu.
-¿No sientes curiosidad por conocerlos?-
-En lo absoluto-
Respondió con seriedad mientras se ponía de pie y se marchaba.
-Yo si, sería interesante luchar con uno de esos sujetos, seguramente esos si darán pelea… quiero pelear… necesito sangre…-
-¡Deja de hablar como un loco, tienes trabajo!-
Le gritó Yabu desde no muy lejos.

Yamada lo embestía con fuerza, no deseaba esto, pero era incapaz de decir que no, además, no iba a negar que disfrutaba de aquel sentimiento de pasión que solo Yamada era capaz de producirle, a no ser que era el único con quien había estado.
-Chinen… te deseo tanto…-
Decía llamada con voz débil mientras continuaba penetrando su cuerpo, ambos, completamente desnudos, sus cuerpos bañados en sudor, llenando aquella habitación de leves gemidos, era evidente que ambos lo disfrutaban.
Antes de correrse, Yamada salio del interior de Chinen y le susurró al oído.
-Voltéate-
Chinen respiró profundo y lentamente se puso bocabajo, recargando sus rodillas en el suelo y también sus manos, pudo sentir como Yamada acercaba su miembro a su entrada al mismo tiempo que comenzaba a acariciar su espalda para después iniciar un camino lento de besos hasta llegar a su cuello, mordió su oreja e introdujo dos de sus dedos en la boca de Chinen.
Sin decir nada, comenzó a penetrarlo una vez más, a cada momento aumentando la fuerza de sus embestidas, mientras sacaba y metía sus dedos de la boca de Chinen para sí opacar un poco sus gemidos.
Chinen cerraba con fuerza sus ojos, era demasiado, necesitaba gritar, se estaba volviendo loco. A cada momento podía sentir que ese delicioso placer llegaba a su punto máximo, fue entonces que Yamada sacó sus dedos de la boca de Chinen y dirigió su mano hacia su cintura, rodeándola, acariciándola hasta llegar a su excitado miembro, comenzando a masajearlo a un ritmo acelerado, fue entonces que Chinen se sentía embriagado en tanto placer, de pronto, Yamada se corrió en su interior, al mismo tiempo que el dejaba salir su blanco liquido sobre la mano del mayor.
Lentamente Yamada salió del interior de Chinen, jadeante, cansado y bañado en sudor, tambaleante se acercó a Chinen y se dejó caer sentado frente a él.
-Con esto… lo de hoy queda olvidado…-
Chinen también estaba agotado, así que también se sentó sobre el frío suelo, nunca decía nada, nunca sabía que decir, simplemente no sentía que debiera decir algo.
-Oh Chinen… eres tan hermoso… quiero que seas solamente mío, solo mío, ¿haz entendido?-
Chinen solo asintió lentamente con la cabeza. Yamada sonrió y se puso de pie, tomando sus ropas para vestirse.
-Quiero que dejes de esconderte, en especial en el territorio de esa gente ¿Has entendido?-
De nueva cuenta, Chinen solo asintió con la cabeza, ahora ya se encontraba vistiéndose también.
-Puedes irte ahora, necesito estar solo-
Siempre era así, cada que tenían sexo Yamada le pedía que se retirara, y como siempre así lo hizo, tomo su espada de nuevo, la coloco en su cintura y salió a paso lento.
Mientras tanto, Yamada tomó asiento frente a una pequeña mesita de madera, se apoyó firmemente sobre sus rodillas mientras apretaba sus puños con fuerza.
-No es igual… maldición…-
Dijo para sí mientras cerraba los ojos con fuerza.

Al caminar sin rumbo alguno, volvió a llegar a aquella cascada, de nueva cuenta se desplomó sobre el suave pasto y miró hacia el despejado cielo.
-¿Acaso estuvo tan mal el dejarlo ir?-
Se preguntó mientras recordaba a aquel chico, de apariencia delicada y una fría mirada, algo le intrigaba, no lucía como los otros soldados del Oeste, este era diferente, sin dejar de lado que, muy a su pesar, era hermoso.
-¿Pero que rayos estoy pensando?-
De pronto, escuchó un ruido, alguien andaba cerca, de inmediato se reincorporó e inspeccionó con la mirada el lugar, mientras se ocultaba detrás de un árbol.

Nuevamente se sentía sucio, sabía que no era correcto hacer esa clase de cosas con Yamada, sin embargo ¿Cómo decirle que no? No era que el chico le gustase, en lo absoluto, sin embargo había sido enredado entre tanto placer que ahora le era imposible negarse, pero siempre obtenía el mismo resultado, se sentía repugnante.
Sus pasos lo llevaron de nueva cuenta a la misma cascada, se detuvo a la orilla del lago y solo observó como el agua caía furiosa.
-Soy de lo peor…-
Se dijo mientras se arrodillaba y tocaba con sus manos la fría agua, después mojó su rostro, era una sensación tan agradable, estaba conciente de que no debía estar ahí, pero ahora ya no había marcha atrás, ese lugar era su único refugio, en donde nadie podía molestarlo y solo podía relajarse.

Takaki estaba aún oculto detrás de aquel árbol, observando cuidadosamente.
-Ha regresado…-
Murmuró, era extraño, por más que lo observaba, aquel chico no aparentaba tener intensión alguna de planear algo en contra de su gente, al contrario, se le veía triste, deprimido.
Sin poder evitarlo, salió de su escondite, y con pasos ligeros caminó hacia donde ese chico se encontraba.
-Así que has vuelto, ¿Qué es lo que quieres aquí?-
Le preguntó mientras se detenía a una distancia considerable y lo observaba tranquilamente.
El chico, al escuchar su voz, se puso de pie inmediatamente y lo observó con frialdad.
-No busco absolutamente nada, pero ya que estas aquí seguramente quieres pelear, ahora si será un combate justo ya que tu compañero no esta por lo que veo-
Takaki observó como sonreía burlonamente.
-¿En verdad quieres pelear en un lugar así? Yo no lo haría, este lugar es sagrado, te preguntaré de nuevo ¿Qué haces aquí?-
-No creo que sea de tu incumbencia, no te metas en lo que no te importa-
Takaki sonrió amablemente y con tranquilidad se sentó a la orilla del lago, mirando hacía aquella gran cascada.
-Sabes, debería matarte ahora mismo, pero no me apetece ver sangre en este lugar, aunque es más que claro que estas invadiendo mi territorio, ¿Qué debería hacer?-
-No tengo miedo de alguien como tu, si quieres matarme solo inténtalo-
Esta vez Chinen desenvainó su espada y apuntó a Takaki.
-¿Vienes aquí para encontrar un poco de paz? No me extrañaría, esa cascada tiene un gran poder purificador y por lo que veo lo has estado probando-
Chinen se sorprendió ante tales palabras.
-Yo no sé nada sobre este lugar y no me interesa, lo que yo haga aquí no tiene nada que ver contigo-
-Oh claro que tiene que ver conmigo, te recuerdo que este es mi territorio-
Esta vez, Takaki se giró para ver a Chinen, quien continuaba apuntándolo con su espada.
-Ustedes siempre tratando de adueñarse de todo lo que hay en los alrededores, son de lo peor-
-Tengo derechos sobre este lugar, yo lo encontré primero-
¿Era su imaginación o el chico hablaba como un niño pequeño? Eso era extraño, como era posible que un soldado enemigo le hablara de esta forma, Chinen estaba comenzando a confundirse.
-¿Eres un idiota cierto?-
Takaki solo sonrió ante semejante pregunta y se puso de pie, sin acercarse a Chinen.
-Eso me lo dicen muy a menudo-
-Si vas a pelear saca tu espada ahora y no pierdas tiempo-
Exigió Chinen mientras se ponía en pose de combate.
-Ya te lo dije, no pienso derramar sangre en este lugar, si quieres pelear vete a otro lado, más adelante encontrarás a alguien dispuesto a matarte-
-¿Qué demonios estás diciendo? ¿Acaso no eres un soldado? Si lo eres pelea como tal-
Dicho esto, Chinen decidió lanzar el primer ataque, corriendo hacia Takaki, empuñando fuertemente su espada, dispuesto a atravesarlo, pero algo falló, el mayor esquivó con facilidad el ataque y de un solo movimiento tomó el brazo de Chinen, lo torció hacia atrás y con un habilidoso movimiento lo hizo caer al agua.
-Si soy un soldado, pero si no quiero pelear contigo debes respetar mi decisión, ¿Es esto lo que Yamada les enseña? No me extraña-
Chinen se reincorporó rápidamente, el agua fría ahora lo hacía temblar, sin embargo no estaba dispuesto a dejar las cosas así.
-¡¡No hables así de él!!-
Gritó furioso mientras salía corriendo del agua y se acercaba de nueva cuenta a Takaki para atacarlo, pero fue inútil, el resultado fue el mismo.
Mientras se hundía en el agua no dejaba de pensar, ¿Qué diablos esta pasando? Nunca había sido arrojado de esa forma, normalmente sus golpes nunca fallaban, ¿Por qué tenía que suceder esto ahora?
De pronto, mientras más se hundía, sentía que perdía fuerzas, estaba decepcionado de sí mismo. Fue así como repentinamente, antes de continuar hundiéndose más pudo sentir como alguien lo tomaba con fuerza entre sus brazos, ese contacto le había producido algo extraño, diferente, por ese instante olvido todo, de dónde venía, lo que había hecho, lo ocurrido con Yamada, lo sucio que se sentía, hasta que de pronto, todo se tornó obscuro.
No supo cuanto tiempo paso, sentía que estaba completamente dormido, hasta que pudo sentir algo suave y húmedo sobre sus labios, poco a poco sentía que recuperaba el aliento, esa sensación, era tan agradable, muy similar a un beso, ¿Acaso Yamada lo estaba besando ahora mientras dormía? No, esos labios no eran los de Yamada, estos labios no eran fríos, eran diferentes, tan agradables.
No podía permitirse el dejarse llevar por algo así, necesitaba reaccionar, abrir los ojos, y eso hizo, al regresar a la realidad, pudo sentir frío por todo su cuerpo, fue como si el oxígeno llegara de golpe a sus pulmones, entonces, comenzó a toser, escupiendo agua, abrió los ojos y se sorprendió al ver el rostro de aquel joven tan cerca del suyo, ¿Acaso había sido él el responsable de tan agradable sensación?
-Estas vivo-
Lo escuchó decir mientras se alejaba y se sentaba a su lado, tras terminar de toser y de recuperar el aliento, se sentó lentamente.
-¿Por qué me salvaste?-
Preguntó fríamente sin embargo evitaba mirar a aquel joven.
-Tenía que hacerlo, nadie merece morir en un lugar así, eres demasiado insistente ¿sabes? Siento que te lancé con demasiada fuerza al agua, pero tú te lo buscaste- Tras escuchar estas palabras, Chinen miró fijamente a Takaki, lucía diferente, su cabello y ropas estaban completamente mojadas, así que él había sido quien lo sacó del agua, de él habían sido aquellos brazos.
-¿No entiendes que somos enemigos? Debiste dejarme morir, ahora vas a arrepentirte-
Dicho esto, Chinen empuñó su espada, nunca la había soltado así que la tenía en su mano, así, la acercó amenazadoramente al cuello de Takaki.
-¿Vas a matarme después de que salve tu vida? Que gracioso-
Dijo Takaki mientras sonreía y calvaba su mirada en la de Chinen, esto hizo al menor reaccionar.
-Tienes razón, no es justo, sin embargo es mi trabajo, juré matarlos a todos ustedes por lo que hicieron-
-Yo no hice nada-
Declaró Takaki sin dejar de ver a Chinen con tranquilidad, misma que reflejaba en su tono de voz.
-¡¡Todos ustedes son los responsables!! Todos tienen algo de culpa y deben morir-
-¿Eso es lo que Yamada te ha dicho?-
Yamada… casi lo olvidaba…
-A decir verdad, yo no sé que paso exactamente, sin embargo soy fiel a Arioka, y si debo matarte para protegerlo de ustedes no dudaré en hacerlo, sin embargo siento que tus razones para matarme son vacías, a fin de cuentas no sabes mucho de lo que paso, me culpas por algo que yo no hice, algo que no tiene nada que ver conmigo, yo estoy aquí solo para proteger a Arioka, solo eso-
Por primera vez, Takaki miraba a Chinen seriamente, había algo en su mirada, un brillo especial que no lograba comprender, ¿Qué rayos era todo eso?
-Pues entonces morirás por tu ignorancia-
Chinen acercó más el filo de su espada al cuello de Takaki, sin embargo este no se movió.
-Si derramas sangre en este lugar, ya no volverá a ser el mismo, ¿No crees que es un desperdicio?-
-¡Deja de suplicar por tu vida!-
Gritó Chinen.
-No estoy suplicando, si quieres matarme hazlo, solo que no creo que puedas volver a este lugar después de que la sangre haya corrido aquí-
Esta era la primera vez que Chinen se quedaba sin habla, no podía moverse, no podía hacer nada. Después de unos segundos más, alejó su espada y retrocedió un paso.
-No voy a matarte, no aquí, además, aunque me duela aceptarlo, te debo un favor, ¿Puedes decirme tu nombre para pagarte lo que has hecho? Debo saber tu nombre-
Takaki sonrió al ver como Chinen desviaba la mirada al mismo tiempo que guardaba su espada en la funda.
-Soy Takaki, Yuya Takaki, ¿Tu eres?-
Chinen respiro profundo y respondió.
-Chinen-
-¿Eso es todo?-
Preguntó Takaki con curiosidad.
-Chinen… Yuri…-
-Bien, no puedo decir que sea un gusto, es algo inapropiado, pero al menos si vas a matarme algún día sabré el nombre del culpable-
Chinen miró confundido a Takaki.
-Primero debo pagar lo que has hecho por mi-
Dijo de mala gana.
-Eso no importa, hice lo que tenía que hacer, nadie me obligo, así que no importa-
-¡No pienso deberle un favor al enemigo! Así que… te pagaré algún día…-
-Debo irme, ¿Volverás pronto por aquí?-
Chinen negó bruscamente con la cabeza.
-No tengo por qué volver al territorio enemigo-
Takaki sonrió.
-Es una pena, se nota que necesitas mucho de la tranquilidad de este lugar, Yuri-
Lo había llamado por su nombre, era la primera vez que alguien lo llamaba así, no estaba listo para afrontar una situación así, se quedó sin habla.
-Hasta luego, Yuri-
Dicho esto, Takaki se marchó, tan rápido que le fue imposible seguirlo con la mirada, se sentía extraño, ¿Cómo era posible que un completo extraño y que además era su enemigo lo tratase de una forma tan… amable… tan… cálida…
-Si vuelves a llamarme así voy a matarte-
Dijo para si mientras se daba media vuelta y se marchaba de regreso a la aldea.